LA CECILIA DE ALLENDE EN LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

LA CECILIA DE ALLENDE EN LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

En La Cecilia de Allende tenemos el privilegio de pertenecer a una gran familia… enorme familia… ¡un familión con un centenar de miembros!

Estando aquí, en Madrid Chamartín, entregados a nuestro día a día, muchas veces se nos olvida que somos una pequeña parte de un enorme todo. Y no nos referimos al sentido más existencialista de esta expresión, sino a algo muy real y tangible: nuestro equipo es mucho más que las caras que ves en La Cecilia, puesto que pertenecemos a una enorme familia. En Las Palmas de Gran Canaria -ese lugar que sirve de inspiración en parte de nuestra carta- se materializó hace casi siete años un sueño: una taberna con sabrosos platos para compartir llamada Allende Puerto. Poco después se unirían también al ilusionante proyecto una tasca -Allende Triana-, un bistro-bar a orillas del mar -Allende Muelle-, un Food Truck -La Allendeta- y un taller-obrador -El Taller de Allende-. Todos ellos reúnen a unas cien personas que comparten una misma ilusión: contribuir a que disfrutes de la vida gracias a sabrosos bocados y lugares en los que sentirte bienvenido y mimado.

LA CECILIA DE ALLENDE EN LAS PALMAS DE GRAN CANARIA - la cecilia de allende

Partiendo de aquí, cuando llegó enero y tocó hacer la fiesta de empresa en Canarias -y a pesar de haber celebrado nuestra comida hacía apenas una semana- los miembros de nuestro equipo no lo pensamos dos veces… ¡Había que estar allí y (re-)encontrarse con la gente a la que tanto nos une! Algunos ya se conocían, puesto que parte de nuestro equipo fue “importado” desde Canarias. Además, “los canarios” -gente como Estefano, Charly o Matías- ya nos habían visitado en varias ocasiones. Pero la idea de poder conocerles a todos en una reunión como esta era demasiado tentadora como para dejarla pasar. Por ello, nos pillamos un vuelo y decidimos vivir y sentir en primera persona lo que significa pertenecer a esta magnífica familia. La experiencia fue sencillamente insuperable. En un ambiente en el que se respiraba una complicidad total nos mezclamos con “nuestra gente”, comimos riquísimo, compartimos juegos y risas, y disfrutamos de un cielo azul y un sol como sólo lo hay en Canarias.

Desde aquí, a todos los que nos acogieron con los brazos abiertos y nos mostraron el verdadero significado de la palabra hospitalidad, y a quienes se desvivieron con los preparativos de esta espectacular fiesta… ¡gracias de corazón de todos los que formamos el equipo de La Cecilia de Allende!